Políticas educativas de Primer Ciclo: un enlace que promueve equidad

 15 Julio 2016

El próximo martes 19 de julio, el Consejo de Educación Inicial y Primaria presentará, a través de videoconferencia con todo el país, un Protocolo de intervención para alumnos de 1° año de Primaria que muestran dos indicadores claves para su desarrollo: un bajo rendimiento en sus calificaciones y una elevada cantidad de faltas. El cruce de estos factores motiva a un seguimiento técnico pedagógico sumado a un componente socio sanitario del que participan diversos actores públicos, promoviendo entonces una política que fortalece y mejora el desarrollo y el aprendizaje de los niños

PRENSA PRIMARIA

Firme en su propósito de ofrecer una propuesta pedagógica y didáctica de calidad, integralidad, inclusión y participación, el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) viene desarrollando un proyecto de política de enlace de Primer Ciclo, es decir, que comienza en la primera etapa educativa de los niños (Nivel Inicial de 4 y 5 años) y que continúa en 1°, 2° y 3° año de Educación Primaria.

A través de la Evaluación Inicial Temprana (EIT), una herramienta que se aplica en Nivel Inicial de 4 y 5 años y que ofrece una marco de valoración sistemática en cinco dimensiones fundamentales del desarrollo infantil –psicomotricidad fina y gruesa, conocimiento de sí mismo y del entorno, aspectos socioemocionales, lenguaje y comunicación y desarrollo cognitivo (Lengua y Matemática)–, el CEIP comienza a detectar qué alumnos pueden tener, en su paso a 1° año de Primaria, mayores dificultades de aprendizaje. 

En este sentido, la EIT es una herramienta preventiva que supone no esperar a que el niño fracase para intervenir. La valoración de los alumnos la realiza cada maestro en el marco de su trabajo en el aula, permitiendo generar no sólo una base de datos acerca de la situación de cada niño con respecto a su desarrollo, sino también la construcción de alianzas con otros actores públicos –como por ejemplo el de salud–, lo que permite tener una visión comparada en el tiempo acerca de esta etapa fundamental del desarrollo infantil. 

Con el objetivo de incidir e intervenir para que cada niño que llega a 1° año con sus habilidades de desarrollo esperadas, dado que las mismas generan una alta probabilidad para adquirir de forma oportuna las competencias de lectura y escritura, el CEIP diseñó un Protocolo de intervención para aquellos alumnos de 1° año en los que, según el cruce de dos variables puntuales, un bajo rendimiento en sus calificaciones (fundamentalmente en Lengua y Matemática) y una elevada cantidad de faltas (más de 10 inasistencias al 30 de abril de 2016), ya se ha detectado un desarrollo menor a lo esperado para la edad. 

Según los indicadores derivados de la EIT más los que fueron proporcionados por el sistema informático GURI (Gestión Unificada de Registros e Información), actualmente existen 4.383 alumnos –cifra que vale aclarar no es estática– que requieren de un seguimiento individualizado que tendrá, por un lado, una atención técnico pedagógica, y por otro lado, un componente socio sanitario del que participarán diversos actores públicos, como por ejemplo, el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), el Ministerio de Salud Pública (MSP), la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y el Banco de Previsión Social (BPS), entre otros. 

En lo que refiere al CEIP, las acciones técnico pedagógicas que puede implementar a través de este Protocolo de intervención para alumnos de 1° año de Primaria son diversas, como por ejemplo, brindar espacios de contención según la especificidad de la Escuela o Jardín de Infantes a la que asista cada niño, lo que permite potenciar las intervenciones con el trabajo, entre otros, de Maestros Comunitarios (fundamentalmente en líneas de alfabetización y aceleración), de Maestro + maestro, de Maestros de Apoyo Itinerante, de profesores de Educación Física y Educación Artística. 

En suma, esta política educativa de Primer Ciclo es un enlace que promueve la equidad social, respondiendo desde la elaboración en el diseño y su desarrollo curricular, a la necesidad de dar continuidad y coherencia a las propuestas pedagógicas que mejoran y fortalecen el impacto de la escuela en el desarrollo y el aprendizaje de los niños.